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Desde Pozzallo hasta Siracusa: las buenas practicas de recibimiento y solidaridad

Hemos escrito del Hotspot de Pozzallo y de las sistemáticas violaciones de derechos que ocurren al interno de este sistema, solo pocos días antes del riguroso informe de Amnesty International que da un cuadro completo de las inaceptables violaciones y abusos. Pero en la provincia de Ragusa se producen también respuestas contrarias a este modo de (no) hacer recibimiento.
Precisamente en Pozzallo Enzo Inì gestiona el “Caffè letterario Rino Giuffrida“, que desde hace años se convirtió en un punto de referencia en la zona, sea para los migrantes que para los voluntarios y los activistas.
Especialmente los jóvenes del pueblo han encontrado un lugar donde activarse . El empeño comenzó con la que se llamó Emergencia Nord Africa, movilizados por la situación en la cual se encontraban muchos migrantes salidos del centro de primerísimo recibimiento, ahora convertido en hotspot. Algunos dejaban deliberadamente la estructura, pero muchos eran rechazados por las autoridades con la orden de dejar el país pena una multa administrativa económicamente imposible de pagar. Una practica, la de los rechazos diferidos, formalmente concluida tiempo atrás, sobre la conclusión de la cual en muchos expresaron sus dudas.

El café literario ha siempre abierto sus puertas: organiza desde su inicio colectas de vestidos, frazadas y bienes de primera necesidad, apelando a los ciudadanos, sea para los extranjeros que para los locales. Enzo con satisfacción nos cuenta que logra siempre recibir todo aquello que le sirve, gracias a la solidaridad activa de la red. Ademas hace años organiza cursos de italiano gratuitos tres veces por semana con la colaboración de enseñantes y ex enseñantes del pueblo. También cuenta con la presencia de un presidio de asistencia legal organizado con Borderline Sicilia. Durante un tiempo al interno de los locales se hospedaron personas, pero la asociación se dio cuenta que no disponía ni del espacio ni del tiempo necesarios para ocuparse dignamente.

Quien en cambio apunta a un recibimiento digno es el proyecto Casa delle Culture de: Mediterrananean Hope, la federación de las iglesias evangélicas en Italia. A Scicli, siempre en la zona de Ragusa, visitamos la casa para menores no acompañados ubicada en el centro del pueblo siciliano que en este momento hospeda 36 personas. Después de un aversión inicial, nos cuentan que los paisanos han recibido muy bien al pequeño grupo, principalmente de origen africana. Con respecto al recibimiento clásico se notan varias diferencias.

Las actividades en casa son autogestionadas por los jóvenes, que tienen turnos para limpiar y cocinar, eligen juntos que comprar y que comer, pero también las actividades por realizar. A través de las donaciones se busca juntar lo que sirve, como sucedió últimamente con las computadoras y existen cursos organizados por voluntarios, como el de fotografía base el Lunes por la mañana. Otra diferencia enorme es que el tiempo de permanencia non es ni fijo ni esta relacionado a la situación jurídica del menor o del reciente mayor de edad. Se permanece alojados mientras que no se encuentra otra situación digna a donde ir. No solo en términos materiales, si no además en el cumplimiento de objetivos y deseos. Está, por ejemplo, quien quería jugar fútbol y se quedó en Scicli hasta que no encontró lugar en Palermo y quien quería estudiar y se desplazó hacia un buen programa escolástico.

Esta manera de entender el recibimiento, profundamente ligado a las esperanzas y a los deseos del individuo migrante entendido como persona es adoptado además por Padre Carlo, de la parroquia Bosco Minnitti de Siracusa. En esta iglesia las puertas están abiertas para los migrantes a toda hora. Al momento hay algunas decenas, pero el padre nos cuenta de cuando eran casi 120 y de como debió transformar el altar y los bancos de la iglesia en camas para hospedarlos.
Aquí también la atmósfera es familiar: no solo se dividen todas las tareas, además cualquier persona puede permanecer el tiempo que lo necesite. Esta aquél que se queda pocas horas o pocos días, pero también aquél que se queda años, antes de encontrar otra oportunidad. Nos cuenta de un joven que se quedo 5 años en la parroquia, hasta que no solo logró encontrar un trabajo y ser autosuficiente además se casó y hoy es padre de 4 niños.

Padre Carlo concluye su relato arremetiendo contra Europa que deja morir los migrantes en el mar manchandose con crímenes imperdonables y dejando pasar infinidad de oportunidades. “Es necesario ver a los migrantes como recursos y no como problemas, tratarlos como personas – nos explica – porque esto seguramente dará sus frutos”.