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La campana Lesvos calling regresa a Lesvos

Desde el sábado 10 vamos a volver a la isla griega de Lesbo, el símbolo de la quiebra de las políticas europeas en tema de migración y de derechos fundamentales. Ha pasado precisamente un año desde cuando el primer viaje cognitivo sobre la isla marcaba el nacimiento de la campana Lesvos calling. Habíamos decidido ir a ver con nuestros ojos lo que estaba pasando en esa isla, confino que alojaba más de 25000 personas en busca de protección en Europa; 13.000 de estas estaban en el campo de Moria.

Unos días antes de nuestra llegada había explotado un incendio que había causado muchos heridos graves y, según las autoridades, dos víctimas. No era el primer caso y no habría sido el último. La policía griega había lanzado gases lacrimógenos contras casi 300 menores que protestaban por la sobrepoblación del campo y pedían ser desplazados. Y tampoco era la primera vez que la policía utilizaba la mano dura contra los habitantes del campo más grande de refugiados en suelo europeo, la “lástima de Europa”.

Cuando fuimos allí nos dimos cuenta de que estaba peor de lo que imaginábamos: contrariamente a Idomeni, a Calais, a Bihac o a otras áreas de frontera, a Moria hasta la esperanza de irse, de regresar a ser libres, estaba desapareciendo. Hemos visto y contado una situación de total privación de cualquier derecho y una verdadera emergencia sanitaria, de menores dejados a la soledad y al riesgo de autolesión.
Aquel viaje nos ha permitido también de conocer algunas asociaciones y ong, como Lesvos solidarity, REfugee Rescue / ‘Mo Chara’, Lighthouse Relief y Mare Liberum, que resisten a los ataques institucionales, persiguen a llevar a cabo acciones de solidaridad y mutualismo.

Después de eso, regresamos a Lesbo otras dos veces. En enero 2020 con una delegación muy amplia para entregar ropa y productos básicos gracias a la solidaridad de muchas personas que habían apoyado nuestro llamamiento de estar al lado de la población de Moria. Y luego en marzo 2020, para continuar el trabajo de supervisión y de comunicación empezado en octubre, en los días de más recrudecimiento, por intensidad y número, de episodios de escuadrón de grupos neofascistas con ataques violentos físicos a las personas migrantes, a los activistas, a los periodistas y con graves ataques con bombas.

“Una estrategia de la tensión que apuntaba poner miedo y alejar a los ojos incómodos, mientras el gobierno griego adoptaba nuevas leyes de asilo y venía conferido de parte de Ursula Von der Leyen, en la frontera con la Turquía, de la función de “escudo de Europa”.

#Lesvoscalling nunca ha descompuesto la concreta solidaridad a la acción política: al regreso de cada viaje, el nuestro estar a lado de las personas migrantes nos ha llevado a identificar los responsables de esta situación, ocupando el consulado griego a Venezia y la sede de la Comisión Ue en Milano, y sancionando empresas, como Cantiere Navale Vittoria de Adira, que hacen negocio exactamente sobre las políticas de militarización de las fronteras. Nuestra acción de investigación, de supervisión y de acción de solidaridad se ha expandido a toda la ruta balcánica, encontrando otras tantas violencias y abusos, pero también solidaridad y formas de resistencias.

Después las fronteras se han ido cerrando, la emergencia Covid-19 y la dificultad de pasar las fronteras han frenado nuestra acción, pero nunca han apartado nuestra mirada, nunca han aflojado los contactos y las relaciones creados.
Hoy regresamos a Lesvos, con una situación nuevamente diferente. El campo de Moria ha sido envuelto de las llamas, el fuego ha puesto nuevamente la atención sobre la isla y sobre la población migrante exhausta aún más de los meses tan duros de lockdown.

Las llamadas por una evacuación inmediata han encontrado la oposición de la Europa fortaleza que ha financiado la inmediata creación de un nuevo campo militarizado, que podemos definir un “Moria acto segundo”, situado cerca del mar y sobre un suelo utilizado en pasado como polígono de tiro. El gobierno griego, para demostrar su eficiencia después que en los últimos cinco años ha dejado las personas sin reparo en el barro del “primero Moria”, ha utilizado un gran despliegue de fuerzas policiales para “convencer” las personas a entrar en este nuevo lugar de cautiverio, impidiendo el ingreso a las Ong y a los periodistas.

Todo eso pasa mientras la Comisión UE a Bruselas ha propuesto un nuevo pacto sobre la migración y el asilo poniendo la palabra solidaridad en el mismo nivel de palabras como repatriaciones forzosas, de hecho, poniendo siempre más central la posición de Frontex y el sistema Hotspot, estableciendo financiación para asegurarse que las personas no se marchen y para suscribir acuerdos similares a aquello con la Turquía. Es decir, reforzando y exportando el “modelo Lesvos” a las otras áreas de frontera con los países fuera de UE.

Las activistas y los activistas de Lesvos calling

Un agradecimiento a la Cooperativa agrícola El Tamiso por el apoyo fundamental que nos ofrece la oportunidad de dar un apoyo concreto a Pipka de Lesvos solidarity, el único lugar de acogida abierta y auto-organizado de la Isla, forzados al desalojo por las autoridades.