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En el barco Iuventa se preparan para zarpar

traduzione di Teresa Lapresa

Malta, 23 luglio 2017

La sala médica a bordo, de pocos metros cuadrados, está limpia y preparada para su uso.

Mirándola se siente un eco que habla de gritos y de sangre, pero también del alivio de muchas vidas que han sido arrancadas a la muerte. La cama en la que dormiré las próximas dos semanas está a solo unos metros de distancia, sin nada en medio que tape de la vista la pequeña sala operatoria.

Además de la sala médica, debajo del puente casi todo está destinado a la tripulación.

Hay una cocina con una sala que se usa tanto para comer como para reuniones. También hay lavadora, ducha, despensa y hasta una pequeña librería.

El resto está ocupado por pequeñas cabinas con camas y por salas de máquinas. Es en la planta superior donde hay más movimiento.

El barco está dividido en tres partes: la proa, la popa y el puente. En la primera están las reservas de gasolio, pero es también donde los puestos de observación con los prismáticos pasan horas y horas recorriendo el horizonte.

El puente, o parte central, es donde tienen lugar la mayor parte de las operaciones: aquí los migrantes entran a bordo y se realiza el primer “triage” médico. Los casos más graves son trasladados a la enfermería, mientras que quien es capaz de tenerse en pie, va a la parte trasera de la nave.

Photo credit: Tommaso Gandini, #overthefortress sulla Iuventa
Photo credit: Tommaso Gandini, #overthefortress sulla Iuventa

Guests, invitados, es la palabra que se utiliza para las personas que son socorridas. La capacidad máxima oficial es de unas 150 personas, pero han llegado a estar hasta 400 en solo una vez. “Nunca hemos sido capaces de contarles en modo exacto cuando suben a bordo, solamente cuando salen podemos hacer una estimación bastante precisa”, admite Sasha, el comandante de la última misión que ahora se ocupa de preparar a la nueva tripulación. Es él quien explica cómo está divivido el barco, dónde están los dispositivos de seguridad y cómo actuar durante las operaciones de salvamento.

Conozco al “head of mission”, la comandante de nuestra misión, mientras cocina la cena para todos. Un plato africano a base de verduras, frutas, mantequilla de cacahuetes y leche de coco. Se llama Katherine y ha vuelto solo hace unos días de la última misión.

Es una de las pocas personas que hará dos misiones seguidas. El camino que le ha traido hasta aquí empieza en Indomeni en noviembre del 2015. Cuando todavía no había atención mediática sobre lo que ha sido el mayor campo informal en la frontera greco-macedonia, aunque ya miles de personas eran bloqueadas en la frontera, perseguidas por el frío del invierno.

De allí se fue a la isla de Lesbos, donde comenzó las operaciones de búsqueda y socorro en el Mar Egeo. Al final se unió a la ‘Jugend Rettet‘ en una de las primeras misiones de la Iuventa. Han sido Sasha y ella quienes han definido la “Standard Operation Procedure”, las maniobras estandard para el salvamento que tienen que ser utilizadas por la tripulación.

Su puesto es el “deck”, la sala de comando, donde está flanqueada por Pia, que cubre el rol de capitán, el segundo más importante del barco. Pia, una chica joven y llena de tatuajes, dirige la Iuventa tanto en mar abierto como en las difíciles operaciones de acercamiento a las barcas, para que los huéspedes puedan subir a bordo. Entre la tripulación no se perciben fuertes jerarquías, cada uno está invitado a compartir sus propias opiniones y los trabajos rutinarios, como cocinar y limpiar, que son divididos en igual modo entre todos.

Pero todo cambia cuando se entra en la zona de los rescates. Es Katherine quien está en contacto con la Guardia Costera y con las otras oenegés, y siempre es ella quien debe decidir dónde dirigirse, en el caso deque haya más barcas, cuál rescatar en primer lugar, si la operación es demasiado peligrosa como para continuar, etc.

El rol de la tripulación del RIB es fundamental. Es la balsa motorizada que precede a la nave principal.

Las otras personas a bordo son las primeras en tener contacto directo con las barcas, y las responsabilidades son muchísimas. Una de ellas es la encargada de dirigir la barca, que no puede ser distraida por nada. La segunda es la que se ocupa de la comunicación, que habla con los migrantes y les explica qué hacer. Una posición muy delicada: una palabra equivocada y las personas podrían entrar en pánico o intentar saltar al pequeño RIB, arriesgándose no solo a hundirlo sino a darle la vuelta.

Por último, está el lidel del equipo, “los ojos y los oídos de la nave”.

En constante comunicación con el deck, les da las informaciones sobre la situación en el mar, y es gracias a estos datos que Katherine decide cómo afectuar el salvamento y a quién socorrer antes.

Los otros miembros del equipo se dividen en ingenieros, responsables de los motores del barco, médicos y responsables del puente, que se ocupan de la situación a bordo una vez que los huéspedes están a salvo.

Quince personas en total, dieciséis conmigo, que se preparan para afrontar el mar abierto con buenas probabilidades de tener que socorrer a cientos de personas, incluso contemporáneamente.

Muchos ya tienen experiencia, y todos han recibido instrucciones precisas sobre cómo comportarse. Aunque muchas veces las frases del instructor terminan con un “bueno, en este caso se improvisa”, o “en esta ocasión tendréis que ser creativos”.

Photo credit: Tommaso Gandini, #overthefortress sulla Iuventa
Photo credit: Tommaso Gandini, #overthefortress sulla Iuventa

Al igual que durante la explicación de las maniobras que se tienen que ejecutar si encontraran una gran barca de madera, con más de 500 personas a bordo.

En ese caso, la creatividad parece convertirse en un elemento fundamental, sobretodo si se piensa que podría ser necesario subir a bordo. Nos cuentan cómo una vez, cuando más de 10 pequeñas barcas de madera se estaban moviendo contemporaneamente hacia la Iuventa impidiéndole maniobrar, tuvieron que tomar el control de una de éstas pequeñas embarcaciones después de haberla vaciado, para poder dirigir mejor las otas.

La tripulación está formada por personas con una gran experiencia y una enorme tenacidad, acostumbrados a hacer turnos de 10 a 20 horas en el mar sin dormir.
Pero especialemente es necesario recordar que la alternativa no existe: estas personas luchan contra la muerte desde que Europa ha decidido disolver Mare Nostrum y abandonar a quien arriesga la vida en el mar.

A menudo la Iuventa es la única posibilidad que separa a cientos de personas de una muerte segura. El lunes 24 de julio zarparemos con la certeza de que habrá personas en el mar que necesitarán ayuda. Demostrando una vez más que cuando los gobiernos de UE se giran hacia otro lado y se encierran en su fortaleza, otra Europa se mueve en la dirección contraria.

Tommaso Gandini

Racconto migranti e migrazioni dal 2016, principalmente tramite reportage multimediali. Fra i tanti, ho attraversato e narrato lo sgombero del campo di Idomeni, il confine del Brennero, gli hotspot e i campi di lavoro nel Sud Italia. Nel 2017 ero imbarcato sulla nave Iuventa proprio mentre veniva sequestrata dalla polizia italiana. Da allora mi sono occupato principalmente del caso legale e di criminalizzazione della solidarietà.