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Inmigrantes vistos como invasores*

La Unión Europea elige la mano dura para contrastar el “asalto a la Fortaleza Europa”

¿A Italia?, ¿al país más cercano?, ¿al comandante del buque? Este dilema no se nos presenta desde que la Ley “Bossi-Fini”, en el 2002, encargó a la Marina Militar italiana labores de policía militar que prevé el patrullamiento de las aguas extra-territoriales (incluso respecto a barcos no italianos), si no que ya se viene observando desde hace más de diez años. El Nuevo Modelo de Defensa (Nmd) presentado por el entonces ministro de Defensa Rognoni habilitaba a las Fuerzas Armadas a intervenir más allá de los confines nacionales. Por entonces, cuando los desembarcos en masa eran mucho más limitados, era preciso tutelas los interesas económicos europeos. Hoy hace falta defendernos de los africanos, a través de una frontera no ya nacional sino “europea”, extensa indefinida y arbitrariamente, hasta las costas de los países de donde provienen los inmigrantes: Marruecos y Senegal en primera fila.

Los números. Son más de doce mil los desesperados desembarcados en Sicilia desde el comienzo del año. Sólo España ha tenido más: dieciocho mil. Incluso sin ser aguas internacionales, la enésima tragedia que sucedió a finales de agosto (cuando la corbeta Minerva abordó una barcaza de inmigrantes que se destrozó, arrojando al mar decenas de hombres, mujeres y niños) ha puesto de nuevo sobre la mesa el problema de la prevención de la inmigración clandestina usando medios militares. Todo esto no obstante las crónicas estén rebosantes de episodios en los que los buques de guerra italianos hayan sido implicados en naufragios. El más llamativo es el sucedido al “Kater i Rades”, barca albanesa contra la que colisionó intencionadamente el buque Sibilla en el Canal de Otranto el 28 de marzo de 1997. Fueron recuperados de entre los restos más de 100 cuerpos…Si bien estas tragedias se repiten periódicamente, el gobierno italiano, como el español, están confiando plenamente en la nueva estrategia europea de represión, cuyo brazo armado, que se extiende hasta las costas norteafricanas, son en efecto las patrullas militares.

Frontex. En el ámbito del programa Frontex, la Agencia Europea para el control de las fronteras presentada con gran pompa hace un año por Frattini, han zarpado en días anteriores patrullas multilaterales en el Mediterráneo y en el Atlántico para reprimir los flujos migratorios directamente en las aguas territoriales de los países dónde se originan: Marruecos, Mauritania, Senegal. Además de italianos, han sido enviados a la misión medios navales y aéreos finlandeses, portugueses y españoles. Para defender las cosas de las agresiones de los desesperados, la Guarda Costera, la Guardia de Finanza y la Marina Militar disponen de una nueva clase de patrullas de altura, realizadas para el caso por Fincatieri para modernizar las flotas de varios cuerpos. Dos patrulladores con nombre celestes, Sirio y Orione, han sido entregados a la Marina Militar Italiana en marzo del año pasado. Uno ha sido construido por Malta y otros cuatro, por una cifra de 80 millones de euros, zarparán juntos desde Irak. Italia está participando además en un proyecto internacional llamado Fremm (fragatas multimisión), que prevé la realización, entre otras, de diez fragatas de aquí al 2010, Por primera vez, justamente unos de estos nuevos medios de la Guarda Costera, el patrullador “Diciotti” ha salido por el Mediterráneo el 15 de agosto pasado. ¿Su misión?: interceptar las barcazas de inmigrantes en el Océano Atlántico, frente a las costas de Senegal; de aquí provienen la mayoría de los clandestinos que intentan el asalto a la “Fortaleza Europa”.

En Canarias. Son ya más de 18 mil los inmigrantes que, desde enero a hoy, han desembarcado a bordo de cayucos (barcazas de madera semidestruidas, utilizadas comúnmente para la pesca en la costa en sus lugares de origen) en las costas de Canarias. El número es ya cuatro veces mayor al total de las llegadas el año pasado, preocupando seriamente al gobierno autonómico del archipiélago y también obviamente al central de Madrid. En el último año, según las organizaciones humanitarias que trabajan en Canarias, serían al menos 500 los inmigrantes clandestinos muertos y 3000 los dispersos durante la travesía. El dato, considerando la enorme afluencia de llegadas en las últimas semanas, está destinado a subir dramáticamente.
Son números que ponen los pelos de punta y que han hecho que el Gobierno Canario haya solicitado a Madrid la declaración de emergencia humanitaria, pidiendo a este punto incluso la intervención de la comunidad internacional.

Las protestas de la comunidad española. Froilán Rodríguez, viceconsejero de inmigración, sostiene que la ONU y la Unión Europea deben poner mayor empeño en ofrecer ayuda tanto a Canarias como a los países de origen de los clandestinos. “El archipiélago se siente solo -ha dicho Rodríguez- porque Europa no nos ayuda. Pero no ayuda tampoco a los países africanos a salir de su situación actual”. Mientras tanto, durante el encuentro de los días pasados entre el Ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su homólogo senegalés, Ousmane N’Gom, España y Senegal han llegado a un acuerdo de colaboración entre la policía de ambos países. El Gobierno de Madrid ha prometido el envío de patrullas marítimas de la Guardia Civil y de un helicóptero de la Policía para ayudar a la policía senegalesa en el control de sus aguas territoriales, esperando así bloquear las embarcaciones llenas de clandestinos dentro de las mismas 24 millas de Océano bajo control de la jurisdicción senegalesa, pero también en la parte perteneciente a Gambia, hasta las islas de Cabo Verde (donde ya desde hace un tiempo vigila una embarcación portuguesa).
Las patrullas españolas que acudirán a Senegal no son las únicas presentes en África. En Mauritania (punto de salida de cayucos junto con Marruecos y Senegal) ya operan tanto un helicóptero como un medio naval de la Guardia Civil, que en el último año han ayudado a las autoridades locales a vigilar las sus costas. Desde la ciudad de Nuadibú el jefe de la policía, Yahdhu Uld Amar, en un primer balance de la colaboración con las fuerzas españolas ha hecho saber que en los últimos ocho meses han sido detenidos y repatriados (casi todos ellos senegaleses) cerca de 3000 clandestinos. Pero al mismo tiempo, recuerda tristemente que han sido recogidos del mar, muertos de sed o de hambre durante la travesía, los cadáveres de 80 personas.

Las ayudas militares. Como hemos dicho, dando una mano a los españoles en las aguas del Océano Atlántico están también los italianos, presentes en las islas Canarias con una medio naval de la Guarda Costera y con un avión de la Guardia de Finanzas.
De todos modos, el fuerte despliegue de hombres y medios no tranquiliza del todo al Ministerio del Interior español: no obstante las medidas tomadas para contrarrestar el flujo migratorio irregular, existe el temor de que las mafias de transporte de clandestinos se salten todos los controles o tomen otros puntos de partida. Para Zapatero, los problemas vienen también de otros frentes. Los vuelos continuos llenos de inmigrantes que salen de Canarias hacia la península llegan sobre todo a Madrid, a la Comunidad Valenciana, a Murcia, a Castilla y León y a Cataluña, con el consecuente “peso” para las administraciones locales. Estas Comunidades Autónomas han protestado durante las pasadas semanas por la continua llegada “sin aviso” de inmigrantes en situación irregular, amenazando con no aceptar más llegadas de ciudadanos subsaharianos si no se les avisa con anticipación.
Según los datos ofrecidos por la Generalitat de Cataluña, el último año habrían sido 800 (sobre todo de Senegal y de Mali) los inmigrantes llegados en vuelos provenientes de las islas Canarias. El portavoz del Gobierno catalán, Joaquín Nadal, ha hecho saber que Barcelona no está dispuesta a aceptar una situación similar. Igual aviso lanza Cristina Rubio, consejera de la Comunidad de Murcia. “La Comunidad Valenciana está llegando al límite de sus posibilidades en la recepción de inmigrantes”, ha dicho la representante Alicia de Miguel, que ha recordado que solo en el mes de agosto llegaron desde Canarias 139 ciudadanos subsaharianos (1200 en el último año).